
En Chihuahua cuidamos de nuestros niños y jóvenes
Soy una convencida de que los líderes tenemos una obligación que, más allá de lo meramente institucional, representa un compromiso ético con cada uno de los niños y jóvenes. Se trata de construir un camino que permita que cada estudiante reciba una preparación integral y de calidad, y que, al concluirla, pueda contribuir a construir el Chihuahua justo, solidario y próspero que todos queremos.
Con esa claridad, hoy podemos decir que hemos avanzado mucho en ese sentido, y que nuestros niños y jóvenes tienen en este Gobierno del Estado una salvaguarda de su desarrollo que los impulsa a alcanzar sus sueños.
Nuestro enfoque ha buscado fortalecer todas las áreas y llegar a todos los niveles educativos, de manera que cada generación reciba la atención necesaria acorde a las necesidades específicas de su formación académica.
Lo primero y más inmediato ha sido la misión de brindarles a los estudiantes espacios educativos de calidad. Por eso, hemos emprendido un esfuerzo mayor para rehabilitar las instalaciones educativas en todo el Estado. Desde escuelas primarias hasta planteles de nivel medio superior, hemos renovado techos, rehabilitado baños y áreas deportivas, así como también hemos construido salones en decenas de escuelas. Estas acciones no solo mejoran la infraestructura, sino que envían un mensaje claro: la educación merece espacios seguros, funcionales y dignos.
Mejorar las condiciones físicas de los planteles ha sido un paso fundamental, más no el único que debíamos atender. Porque un humanismo político comprende muy bien que garantizar la educación también significa responder a las necesidades cotidianas que afectan directamente el aprendizaje. Por ello, les hemos entregado paquetes escolares para que todos nuestros pequeños de educación básica, cuenten con las herramientas necesarias al llegar a su salón de clases. Así, no solo apoyamos para que los niños y niñas estén enfocados en su aprendizaje, sino que también generamos un alivio directo a la economía de miles de familias chihuahuenses.
Por supuesto, nuestra atención ha buscado atender más que solo el entorno físico, y así responder a necesidades urgentes, como lo es el tema de la alimentación. Ninguno de nuestros niños debe llegar con su estómago vació a su escuela. Por ello, hemos emprendido un esfuerzo sin precedentes para llevar desayuno diario a cientos de
escuelas en todo el Estado. El ejemplo más claro lo tenemos en Ciudad Juárez y en la zona norte, en donde más de 30 mil niñas y niños reciben desayuno todos los días. Así, le decimos a las familias que no están solas en la misión de cuidar a sus niños.
Sin embargo los apoyos no solo deben estar concentrados en el bienestar inmediato, sino que también debemos tener una perspectiva de futuro y de una educación que invariablemente tiene que apostar por la competitividad. Por ello, paralelamente a la atención a las necesidades de nuestras escuelas, trabajamos en preparar a nuestros jóvenes con la mayor excelencia posible, de manera que salgan listos para adaptarse y crecer en el mundo laboral.
Las tendencias del siglo XXI exigen jóvenes con mayores conocimientos en las ramas de la ciencia y la tecnología. Por eso, mantenemos el apoyo de los centros de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, que se encuentran ubicados en distintas instituciones educativas y que ofrecen a los estudiantes herramientas para desarrollar habilidades técnicas, pensamiento crítico y una vocación científica. Así, cuidamos del futuro los jóvenes chihuahuenses.
Finalmente, un humanismo político tiene muy claro que la responsabilidad es con todos los sectores de la sociedad y que cuidar a la niñez implica hacerle frente a la necesidad y llegar a los entornos más complejos. Por eso, quiero compartir la reciente visita que realizamos en la estancia infantil Montessori en el área femenil del Cereso número 1. Esta estancia fue aperturada con el único propósito de que los pequeños cuyas se encuentran en las instalaciones, tengan todos los cuidados y la atención necesaria en los primeros años de su vida, sin tener que ser separados de sus madres.
En conjunto, todos estos esfuerzos reflejan lo que verdaderamente significa gobernar para nuestras niñas, niños y jóvenes: hacerlo con una visión de profundo cuidado y de responsabilidad ética, pero también de futuro que trascienda lo inmediato para sembrar esperanza y garantizar que nuestros niños y jóvenes puedan construir con su preparación y talento, un Estado donde la dignidad y la prosperidad sean para todos.
Por ello, seguiremos agotando esfuerzos y voluntades para heredar un Chihuahua más próspero, con esperanza y con más posibilidades para las nuevas generaciones.
Maru Campos.
Te invito a leer mi columna en:
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